Descripción
Qué suerte estar vivo, estar con vosotras, tener una guitarra. Poder viajar a lugares sin sitio, dar clase y aprender de todo. Qué bien entenderte cuando callas, verte si me miro en el espejo, saber las sílabas de hogar. Y, a la vez, qué lástima de mundo envasado a veces, qué dolor recordarte, sufrir el silencio de tantas conexiones vacías. Por eso, porque la vida no tiene una sola respuesta, en este poemario explota una pregunta: ¿si pudiéramos huir, a dónde regresaríamos?
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