Descripción
¿Cómo pensar las formas de resistencia inmersa en las prácticas cotidianas de los seres sociales y como escapar de la mirada eurocentrista colonizante y de la matriz del poder colonizar? Respondo: si logro reconocer en mi y permiso que otras formas de ser y estar en el mundo coexistan, enfrentando así el dominio del control del conocimiento y la subjetividad; si logro que la investigación que propongo contribuya a la transformación de la realidad, porque lo personal es político; que esa realidad me hable, me enseñe, a través del pensamiento fronterizo que surge en ese silencio; y la historiografía oficial, cuando no lo borra, lo tergiversa, lo subsume en un mestizaje acorde con el borramiento de las características humanas y la historia escrita por esos seres disidentes. Por lo tanto hay que pensar desde el dolor, desde el grito, desde el silencio. Desde el fogón del abuelo, “ultimo patriarca del palenque”, como canta el poeta Artel (1986), para que cada una de las tres piedras entre las que se enciende el fuego y sobre las que se coloca el recipiente con los alimentos apuntale el camino del aprender la vida en reunión de amigos junto al fuego que nos proveerá calor, luz, brasa, llama, encendimiento de la sangre, ardor para impulsar para divertir el peligro. Fogones crepitantes, como los del palenque del abuelo, dispuestos a reproducir los sonidos repetidos, rápidos y secos como el de la sal en el fuego, de las voces de los tambores que siguen repicando los mensajes venidos de la ancestralidad.
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