Descripción
Los sistemas religiosos, que siempre son concreciones limitadas y culturalmente determinadas de lo religioso, nunca se dan por satisfechos con la mera dirección de la -vida espiritual- de sus fieles, sino que también anhelan dominar la vida pública mediante, por ejemplo, legislaciones y normativas acordes con sus intereses particulares y grupales. Por su parte, lo político, siempre actualizado por la mediación de políticas concretas, nunca se da por satisfecho con la simple administración de la -cosa pública-, sino que, de una manera u otra, siempre quiere incidir e influir -religiosamente- sobre el foro íntimo de la conciencia de los individuos para administrarla y dominarla.
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