Descripción
Jan Assmann se pregunta hasta qué punto el monoteísmo ha sido el principal instigador de innumerables situaciones de violencia y persecución del -otro religioso- que secularmente han asolado la convivencia y la buena vecindad de las poblaciones europeas. El presunto retorno de la religión no ha conducido a más pacificación, sino que ha supuesto un incremento terrible de violencia y de conflicto en la Tierra. La religión se ha convertido en el combustible más eficaz de la violencia política: en lugar de educar a las masas con vistas a la paz, las galvaniza, las arrastra a manifestaciones y a veces a actos de violencia, e incluso incita a algunos individuos a cometer actos terroristas.
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